Amado Padre, quiero pedirte que me llenes de tu paz y de tu amor, serenes mi corazón y no permitas que nada lo descontrole... Tú eres mi fuerza y mi escudo; en Ti confía mi corazón. De Ti recibo la asistencia divina para sobrellevar toda situación ¡Mi corazón salta de alegría al saberte mi compañero de caminos! Te amo y confío en tu Palabra. Sé que pronto, con tu ayuda, podré recibir todos los consuelos del Cielo. Amén...
"Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían"
(Nahúm 1,7)
#CaminarDiario
"Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían"
(Nahúm 1,7)
#CaminarDiario
Lo que Él hará con nosotros nos sorprenderá
Y al decir esto, sopló y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo. Juan 20: 22
Hoy debe ser un día diferente, porque tus pensamientos no pueden ser los mismos de ayer. Lo que sentías ayer no puede ser lo mismo de hoy, porque algo ha cambiado, y es la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros.
La diferencia la hace Él; viene a cambiar todas las cosas y a renovarnos completamente, ya que Él es la vida que sopla cada segundo para traer los cambios que nos sacarán de la monotonía en que estamos viviendo. Porque sin darnos cuenta nuestra vida se convierte en una rutina en la cual dejamos de experimentar y de hacer cosas diferentes.
No estamos llamados a ser más del montón; nuestro llamado es para impactar el mundo y hacer que las cosas sucedan. Tenemos un compromiso de establecer el Reino de los Cielos y solamente aquellos que no se conforman con lo que están viendo y viviendo lo harán. Nos conformamos con la misma situación que impera desde hace años; nos da miedo enfrentarla y romper con los lazos de mediocridad que nos rodean.
Hoy es el día para cambiar de dirección y tomar el control de esos pensamientos de inferioridad que hacen que estemos sin propósito y sin destino, porque lo que Él hará con nosotros nos sorprenderá.
Pastora Montserrat Bogaert
#CaminarDiario
Y al decir esto, sopló y les dijo: -Recibid el Espíritu Santo. Juan 20: 22
Hoy debe ser un día diferente, porque tus pensamientos no pueden ser los mismos de ayer. Lo que sentías ayer no puede ser lo mismo de hoy, porque algo ha cambiado, y es la presencia del Espíritu Santo que mora en nosotros.
La diferencia la hace Él; viene a cambiar todas las cosas y a renovarnos completamente, ya que Él es la vida que sopla cada segundo para traer los cambios que nos sacarán de la monotonía en que estamos viviendo. Porque sin darnos cuenta nuestra vida se convierte en una rutina en la cual dejamos de experimentar y de hacer cosas diferentes.
No estamos llamados a ser más del montón; nuestro llamado es para impactar el mundo y hacer que las cosas sucedan. Tenemos un compromiso de establecer el Reino de los Cielos y solamente aquellos que no se conforman con lo que están viendo y viviendo lo harán. Nos conformamos con la misma situación que impera desde hace años; nos da miedo enfrentarla y romper con los lazos de mediocridad que nos rodean.
Hoy es el día para cambiar de dirección y tomar el control de esos pensamientos de inferioridad que hacen que estemos sin propósito y sin destino, porque lo que Él hará con nosotros nos sorprenderá.
Pastora Montserrat Bogaert
#CaminarDiario
Saber no es suficiente: se necesita ética para que el conocimiento construya
Vivimos en una época donde el acceso a la información nunca ha sido tan amplio ni tan inmediato. Titulaciones, cursos, diplomas y certificaciones abundan en los perfiles profesionales. Sin embargo, en muchos entornos laborales y sociales, se hace cada vez más evidente que el conocimiento técnico, por sí solo, no garantiza una buena práctica ni mucho menos un impacto positivo en la vida de los demás.
Saber, estudiar, especializarse… todo eso es necesario. Pero no suficiente.
Porque el conocimiento sin ética puede volverse instrumento de soberbia, herramienta para justificar decisiones dañinas o simplemente un medio para alimentar egos en lugar de contribuir al bien común. Lo hemos visto: personas muy formadas que fallan en lo humano, que priorizan su beneficio personal sobre el bienestar colectivo, o que aplican sus conocimientos con frialdad, sin comprender el contexto ni las consecuencias de sus actos.
La verdadera profesionalidad no radica solo en lo que se sabe, sino en cómo se usa lo que se sabe. Se necesita criterio, sensibilidad, y sobre todo responsabilidad. Y eso solo se logra cuando la formación académica va de la mano con principios éticos sólidos y un sentido claro de propósito.
Aplicar conocimientos sin ética es como operar un vehículo sin frenos: puede parecer eficaz, pero puede destruir más de lo que construye.
No se trata de desacreditar la preparación académica, al contrario. Se trata de recordar que el conocimiento adquiere valor real cuando está al servicio de los demás, cuando mejora procesos, cuando humaniza decisiones, cuando respeta las realidades diversas con las que se trabaja.
Reflexión final:
Todos tenemos la posibilidad de formarnos, de aprender, de saber más. Pero también tenemos la responsabilidad de actuar con integridad, con empatía y con conciencia de nuestro rol en la sociedad. Porque al final, no se trata solo de cuánto sabes, sino de lo que haces con eso, y de cómo eso transforma —o no— la vida de quienes te rodean.
#Reflexiones
Vivimos en una época donde el acceso a la información nunca ha sido tan amplio ni tan inmediato. Titulaciones, cursos, diplomas y certificaciones abundan en los perfiles profesionales. Sin embargo, en muchos entornos laborales y sociales, se hace cada vez más evidente que el conocimiento técnico, por sí solo, no garantiza una buena práctica ni mucho menos un impacto positivo en la vida de los demás.
Saber, estudiar, especializarse… todo eso es necesario. Pero no suficiente.
Porque el conocimiento sin ética puede volverse instrumento de soberbia, herramienta para justificar decisiones dañinas o simplemente un medio para alimentar egos en lugar de contribuir al bien común. Lo hemos visto: personas muy formadas que fallan en lo humano, que priorizan su beneficio personal sobre el bienestar colectivo, o que aplican sus conocimientos con frialdad, sin comprender el contexto ni las consecuencias de sus actos.
La verdadera profesionalidad no radica solo en lo que se sabe, sino en cómo se usa lo que se sabe. Se necesita criterio, sensibilidad, y sobre todo responsabilidad. Y eso solo se logra cuando la formación académica va de la mano con principios éticos sólidos y un sentido claro de propósito.
Aplicar conocimientos sin ética es como operar un vehículo sin frenos: puede parecer eficaz, pero puede destruir más de lo que construye.
No se trata de desacreditar la preparación académica, al contrario. Se trata de recordar que el conocimiento adquiere valor real cuando está al servicio de los demás, cuando mejora procesos, cuando humaniza decisiones, cuando respeta las realidades diversas con las que se trabaja.
Reflexión final:
Todos tenemos la posibilidad de formarnos, de aprender, de saber más. Pero también tenemos la responsabilidad de actuar con integridad, con empatía y con conciencia de nuestro rol en la sociedad. Porque al final, no se trata solo de cuánto sabes, sino de lo que haces con eso, y de cómo eso transforma —o no— la vida de quienes te rodean.
#Reflexiones
No necesitas estar en pareja…
Pero sí necesitas dejar de usar a tu hijo como refugio, escudo o castigo.
A veces quieres acercarte a tu hijo.
Pero él se aleja.
Te responde mal.
Te pone límites donde antes había abrazos.
Y tú piensas que es la adolescencia…
Pero muchas veces no lo es.
Es la herida que causó la relación entre los adultos que lo criaron.
Cuando la relación entre padres es tóxica o está llena de resentimientos,
el hijo queda en medio, no importa la edad que tenga.
Y ahí no puede crecer sano:
Puede volverse frío, agresivo, confundido, o emocionalmente distante.
CUANDO USAS A TU HIJO COMO…
Refugio: le cuentas cosas que debería escuchar un terapeuta, no un niño.
Escudo: lo pones entre tú y el otro adulto para evitar el conflicto directo.
Castigo: le niegas el vínculo con el otro progenitor para vengarte.
Todo eso no lo acerca a ti.
Lo daña. Lo enreda emocionalmente.
Lo pone a elegir entre dos amores que debería poder tener sin culpa.
El vínculo que tu hijo tiene contigo está profundamente ligado a cómo manejas el vínculo con el otro padre o madre.
Aunque estén separados. Aunque no haya comunicación.
Los hijos no necesitan una pareja feliz.
Necesitan adultos responsables que sepan convivir, dialogar, o al menos respetarse.
La forma en que los padres resuelven sus diferencias crea la plantilla emocional sobre la que sus hijos construirán todas sus relaciones.
No se trata de volver con tu expareja.
Se trata de dejar de usar a tu hijo como campo de batalla.
Quieres sanar la relación con tu hijo.
Empieza por sanar lo que él vivió entre ustedes dos.
No necesitas estar en pareja para hacerlo bien.
Pero sí necesitas hacerte cargo del impacto que tuvo ese vínculo.
Porque cuando tú limpias la relación con su otro progenitor,
tu hijo puede dejar de estar en medio…
y empezar a sentirse en paz con los dos.
Porque no se trata de ganar una guerra.
Se trata de que tu hijo no crezca en medio de una.
#Reflexiones
Pero sí necesitas dejar de usar a tu hijo como refugio, escudo o castigo.
A veces quieres acercarte a tu hijo.
Pero él se aleja.
Te responde mal.
Te pone límites donde antes había abrazos.
Y tú piensas que es la adolescencia…
Pero muchas veces no lo es.
Es la herida que causó la relación entre los adultos que lo criaron.
Cuando la relación entre padres es tóxica o está llena de resentimientos,
el hijo queda en medio, no importa la edad que tenga.
Y ahí no puede crecer sano:
Puede volverse frío, agresivo, confundido, o emocionalmente distante.
CUANDO USAS A TU HIJO COMO…
Refugio: le cuentas cosas que debería escuchar un terapeuta, no un niño.
Escudo: lo pones entre tú y el otro adulto para evitar el conflicto directo.
Castigo: le niegas el vínculo con el otro progenitor para vengarte.
Todo eso no lo acerca a ti.
Lo daña. Lo enreda emocionalmente.
Lo pone a elegir entre dos amores que debería poder tener sin culpa.
El vínculo que tu hijo tiene contigo está profundamente ligado a cómo manejas el vínculo con el otro padre o madre.
Aunque estén separados. Aunque no haya comunicación.
Los hijos no necesitan una pareja feliz.
Necesitan adultos responsables que sepan convivir, dialogar, o al menos respetarse.
La forma en que los padres resuelven sus diferencias crea la plantilla emocional sobre la que sus hijos construirán todas sus relaciones.
No se trata de volver con tu expareja.
Se trata de dejar de usar a tu hijo como campo de batalla.
Quieres sanar la relación con tu hijo.
Empieza por sanar lo que él vivió entre ustedes dos.
No necesitas estar en pareja para hacerlo bien.
Pero sí necesitas hacerte cargo del impacto que tuvo ese vínculo.
Porque cuando tú limpias la relación con su otro progenitor,
tu hijo puede dejar de estar en medio…
y empezar a sentirse en paz con los dos.
Porque no se trata de ganar una guerra.
Se trata de que tu hijo no crezca en medio de una.
#Reflexiones
Casos perdidos
Lee: Isaías 44:21-25
La situación parecía perdida para Jem, la hija de Amy y Alan. Nacida con trisomía 18, se esperaba que muriera pocos días o semanas después. «No tiene sentido tratarla», dijo fríamente el médico. Pero la madre respondió: «Tengo sueños más grandes para ella». Llevaron a Jem a casa y la amaron. Y oraron.
Seis años después, Jem necesitaba una cirugía para remover un tumor. Entonces, el mismo doctor entró y dijo: «Sé lo que están pensando, pero les pido que me den una segunda oportunidad para redimirme». Reconoció que se había equivocado. Amy y Adam podrían haber dicho que no, pero conocían el poder del perdón de Dios.
Los profetas del Antiguo Testamento solían llevar mensajes de juicio de parte de Dios. Pero entretejido en ellos está el tema irreprimible del amor, el perdón y la redención divinos. Isaías señaló los pecados de Judá (44:6-20), pero de repente cambió el foco. Transmitió las palabras de Dios: «vuélvete a mí, porque yo te redimí» (v. 22). El carácter de Dios no le permitiría abandonar a su pueblo: «Yo te formé, […] no te olvidaré » (v. 21 nvi). La conclusión: «Cantad loores, oh cielos, porque el Señor lo hizo; […] el Señor redimió a Jacob» (v. 23).
Cuando operaron a Jem no encontraron ningún tumor. «¡Un milagro», dijo el médico. El poder de la oración y de nuestro Dios redentor.
Tim Gustafson
#NuestroPanDiario
Lee: Isaías 44:21-25
La situación parecía perdida para Jem, la hija de Amy y Alan. Nacida con trisomía 18, se esperaba que muriera pocos días o semanas después. «No tiene sentido tratarla», dijo fríamente el médico. Pero la madre respondió: «Tengo sueños más grandes para ella». Llevaron a Jem a casa y la amaron. Y oraron.
Seis años después, Jem necesitaba una cirugía para remover un tumor. Entonces, el mismo doctor entró y dijo: «Sé lo que están pensando, pero les pido que me den una segunda oportunidad para redimirme». Reconoció que se había equivocado. Amy y Adam podrían haber dicho que no, pero conocían el poder del perdón de Dios.
Los profetas del Antiguo Testamento solían llevar mensajes de juicio de parte de Dios. Pero entretejido en ellos está el tema irreprimible del amor, el perdón y la redención divinos. Isaías señaló los pecados de Judá (44:6-20), pero de repente cambió el foco. Transmitió las palabras de Dios: «vuélvete a mí, porque yo te redimí» (v. 22). El carácter de Dios no le permitiría abandonar a su pueblo: «Yo te formé, […] no te olvidaré » (v. 21 nvi). La conclusión: «Cantad loores, oh cielos, porque el Señor lo hizo; […] el Señor redimió a Jacob» (v. 23).
Cuando operaron a Jem no encontraron ningún tumor. «¡Un milagro», dijo el médico. El poder de la oración y de nuestro Dios redentor.
Tim Gustafson
#NuestroPanDiario
Los que oran de verdad y los que oran por necesidad
Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Daniel 9: 23
Si nosotros entendiéramos que nuestra vida de oración acumula depósitos en los Cielos, oraríamos todos los días sin esperar una situación difícil para hacerlo. Lamentablemente no tenemos vida de oración; por eso se nos hace tan difícil recibir respuesta cuando la necesitamos. El que ora tiene muchas horas acumuladas en los Cielos, y esto le asegura el respaldo en todas sus oraciones porque ya es conocido en la presencia de Dios por el incienso que día a día perfuma los Cielos.
La atmósfera divina no desciende cuando presionamos; ésta se manifiesta cuando alguien que es muy conocido por su intensa comunión levanta su voz y clama. Inmediatamente los Cielos responden trayendo dicha atmósfera a su vida, que no es más que la presencia de Dios.
Nuestra vida de oración tiene que cambiar, sabiendo que los Cielos descenderán cuando oigan el sonido de nuestra voz. Daniel levantó su voz y de inmediato el ángel vino a socorrerlo. Le dijo: Daniel, eres muy amado, por eso he venido para ayudarte ¿Cuántos necesitamos una respuesta tan inmediata? Todos. Pero ¿cuántos somos como Daniel que oraba todos los días? Pocos. Esto hace la diferencia entre los que oran de verdad y los que oran por necesidad.
Pastora Montserrat Bogaert
#CaminarDiario
Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Daniel 9: 23
Si nosotros entendiéramos que nuestra vida de oración acumula depósitos en los Cielos, oraríamos todos los días sin esperar una situación difícil para hacerlo. Lamentablemente no tenemos vida de oración; por eso se nos hace tan difícil recibir respuesta cuando la necesitamos. El que ora tiene muchas horas acumuladas en los Cielos, y esto le asegura el respaldo en todas sus oraciones porque ya es conocido en la presencia de Dios por el incienso que día a día perfuma los Cielos.
La atmósfera divina no desciende cuando presionamos; ésta se manifiesta cuando alguien que es muy conocido por su intensa comunión levanta su voz y clama. Inmediatamente los Cielos responden trayendo dicha atmósfera a su vida, que no es más que la presencia de Dios.
Nuestra vida de oración tiene que cambiar, sabiendo que los Cielos descenderán cuando oigan el sonido de nuestra voz. Daniel levantó su voz y de inmediato el ángel vino a socorrerlo. Le dijo: Daniel, eres muy amado, por eso he venido para ayudarte ¿Cuántos necesitamos una respuesta tan inmediata? Todos. Pero ¿cuántos somos como Daniel que oraba todos los días? Pocos. Esto hace la diferencia entre los que oran de verdad y los que oran por necesidad.
Pastora Montserrat Bogaert
#CaminarDiario