Lunar
Fuera mozuela y me salieran frescas
mejillas y ahí bajara algún lunar.
Oliera a cesta nueva como huelen
las niñas acabadas de peinar.
El cura y el juez me enviaran cartas:
Como una verde hoguera es el pinar.
Ensaya siempre el lirio a ser la rosa.
A veces me quisiera enamorar.
Soltara cada tarde mis vestidos,
mis alas nacaradas sin lavar.
Partiera envuelta en luces de un navío.
Volviera atardecida y sin casar.
Callada cual luciérnaga es la noche
que en el espejo suele desmontar.
Fuera mozuela y me salieran frescas
mejillas si me vuelvo a encandilar.
#DelfinaAcosta
Fuera mozuela y me salieran frescas
mejillas y ahí bajara algún lunar.
Oliera a cesta nueva como huelen
las niñas acabadas de peinar.
El cura y el juez me enviaran cartas:
Como una verde hoguera es el pinar.
Ensaya siempre el lirio a ser la rosa.
A veces me quisiera enamorar.
Soltara cada tarde mis vestidos,
mis alas nacaradas sin lavar.
Partiera envuelta en luces de un navío.
Volviera atardecida y sin casar.
Callada cual luciérnaga es la noche
que en el espejo suele desmontar.
Fuera mozuela y me salieran frescas
mejillas si me vuelvo a encandilar.
#DelfinaAcosta
Canto IX
Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo.
Adoro las ventanas que tiñen los crepúsculos,
contemplo las estampas de algún campo del norte,
elevo las aldeas a nevadas del cielo
y un reno silencioso se yergue en mi silencio.
Muero contra los pinos por ráfagas heladas,
a mis manos se acercan pájaros del invierno,
y un aire de mendigo difunde coros tristes.
No sé si alguna hora de copos solitarios,
esos que a veces caen en grises cementerios,
sobre harapientas sombras, en plazas vespertinas,
me espera en algún sitio lejano de la tierra.
Por ti, que caminabas con tus ropas pesadas,
entre los esqueletos vegetales del frío,
ya vago por la orilla de un lago taciturno,
oyendo una campana de antiguos molineros.
#VicenteGerbasi
Dejaste en mi existencia la nostalgia del mundo.
Adoro las ventanas que tiñen los crepúsculos,
contemplo las estampas de algún campo del norte,
elevo las aldeas a nevadas del cielo
y un reno silencioso se yergue en mi silencio.
Muero contra los pinos por ráfagas heladas,
a mis manos se acercan pájaros del invierno,
y un aire de mendigo difunde coros tristes.
No sé si alguna hora de copos solitarios,
esos que a veces caen en grises cementerios,
sobre harapientas sombras, en plazas vespertinas,
me espera en algún sitio lejano de la tierra.
Por ti, que caminabas con tus ropas pesadas,
entre los esqueletos vegetales del frío,
ya vago por la orilla de un lago taciturno,
oyendo una campana de antiguos molineros.
#VicenteGerbasi
Salmo de amor
¡Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!
¡Dios te bendiga si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!
Bendiga Dios tus pasos hacia el bien,
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
bendiciones a ti cuando me esquivas!
!Bendígate la luz de la mañana
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche,
que en su regazo te hallará dormida!
¡Abra los ojos para bendecirte,
antes de sucumbir, el que agoniza!
¡Si al herir te bendice el asesino,
que por su bendición Dios le bendiga!
¡Bendígate el humilde a quien socorras!
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
¡Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan!
¡Te dé la tierra bendición en flores,
y el tiempo en copia de apacibles días,
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga!
¡Vuelva a tocar con el nevado lirio
Gabriel tu frente, y la declare ungida!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista!
¡Oh querida mujer!... ¡Hoy que me adoras,
todo de bendiciones es el día!
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo
Dios y el cielo y la tierra te bendigan!
#EduardoMarquina
¡Dios te bendiga, amor, porque eres bella!
¡Dios te bendiga, amor, porque eres mía!
¡Dios te bendiga, amor, cuando te miro!
¡Dios te bendiga, amor, cuando me miras!
¡Dios te bendiga si me guardas fe;
si no me guardas fe, Dios te bendiga!
¡Hoy que me haces vivir, bendita seas;
cuando me hagas morir, seas bendita!
Bendiga Dios tus pasos hacia el bien,
tus pasos hacia el mal, Dios los bendiga!
¡Bendiciones a ti cuando me acoges;
bendiciones a ti cuando me esquivas!
!Bendígate la luz de la mañana
que al despertarte hiere tus pupilas;
bendígate la sombra de la noche,
que en su regazo te hallará dormida!
¡Abra los ojos para bendecirte,
antes de sucumbir, el que agoniza!
¡Si al herir te bendice el asesino,
que por su bendición Dios le bendiga!
¡Bendígate el humilde a quien socorras!
¡Bendígante, al nombrarte, tus amigas!
¡Bendígante los siervos de tu casa!
¡Los complacidos deudos te bendigan!
¡Te dé la tierra bendición en flores,
y el tiempo en copia de apacibles días,
y el mar se aquiete para bendecirte,
y el dolor se eche atrás y te bendiga!
¡Vuelva a tocar con el nevado lirio
Gabriel tu frente, y la declare ungida!
¡Dé el cielo a tu piedad don de milagro
y sanen los enfermos a tu vista!
¡Oh querida mujer!... ¡Hoy que me adoras,
todo de bendiciones es el día!
¡Yo te bendigo, y quiero que conmigo
Dios y el cielo y la tierra te bendigan!
#EduardoMarquina
Deshora
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo
La cercanía infranqueable entre sus cuerpos.
Un puente de miradas donde se cruzan
y se separan.
En sus labios:
un vaivén de palabras o de silencios
-no la lenta fragua del beso.
No el hondo goce
ni la dicha tersa
de las desnudeces enlazadas:
sólo el roce eléctrico
de los muslos que se adivinan.
Sólo el asombro de conocerse
en la esquina
de los tardíos encuentros.
Y el sueño donde quizá se poseen
al lado
de otro cuerpo que duerme.
Y el carbón del deseo
que ha de volverse sin duda
puro diamante
al precio de no haber sido nunca
los dos el mismo leño
la húmeda llama
en el lecho
de esta única vida.
#EduardoMitre
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo
La cercanía infranqueable entre sus cuerpos.
Un puente de miradas donde se cruzan
y se separan.
En sus labios:
un vaivén de palabras o de silencios
-no la lenta fragua del beso.
No el hondo goce
ni la dicha tersa
de las desnudeces enlazadas:
sólo el roce eléctrico
de los muslos que se adivinan.
Sólo el asombro de conocerse
en la esquina
de los tardíos encuentros.
Y el sueño donde quizá se poseen
al lado
de otro cuerpo que duerme.
Y el carbón del deseo
que ha de volverse sin duda
puro diamante
al precio de no haber sido nunca
los dos el mismo leño
la húmeda llama
en el lecho
de esta única vida.
#EduardoMitre
Himno
¿Cómo he dilapidado tanto afán, amor mío?
¿Por qué tejí poemas en días ya lejanos
pudriendo de silencio mi voz? La insomne palia
de Penélope astuta cada vez me alejaba
más y más de lo único que importaba a mi vida.
Y cuando al fin llegaste arrasándolo todo,
verso de carne mío más hondo que el ensueño,
un himno de hermosura nos fundió para siempre
en la doble y perfecta mudez de la armonía.
#VicenteNúñez
¿Cómo he dilapidado tanto afán, amor mío?
¿Por qué tejí poemas en días ya lejanos
pudriendo de silencio mi voz? La insomne palia
de Penélope astuta cada vez me alejaba
más y más de lo único que importaba a mi vida.
Y cuando al fin llegaste arrasándolo todo,
verso de carne mío más hondo que el ensueño,
un himno de hermosura nos fundió para siempre
en la doble y perfecta mudez de la armonía.
#VicenteNúñez
Ninguna noche ha sido...
Ninguna noche ha sido como anoche,
Neruda, para ti; ¡los tibios besos
que te ofreció Matilde, ya dormida
en el camino largo de tu pecho!
Mas anteanoche hallaste extraña lengua
que te lamía con un duro fuego,
y amaste a otra mujer, así, tumbado
encima de su bata y de su pelo.
También tuviste noches solitarias.
Que el hombre se halle solo es siempre bueno,
dijiste entonces, y arrimaste un ojo
sin lágrimas al nácar del espejo.
¡Amores que tuviste! No hubo nadie
a la que tú negaras, Pablo, un beso.
A todas alcanzó tu ardiente sangre.
Y todas con tu fama se vistieron.
Te derramaste en cuanta forma hubiera
y te quedabas siempre tan entero.
La cita con tus novias noche a noche
no fue atrasada; tú estuviste a tiempo.
Ufano y puntual llegaste a todas.
Y aún hoy llegas con el sur del viento.
Pues ése es tu deber: llegar, quitarte
besando a tu querida, tu sombrero.
#DelfinaAcosta
Ninguna noche ha sido como anoche,
Neruda, para ti; ¡los tibios besos
que te ofreció Matilde, ya dormida
en el camino largo de tu pecho!
Mas anteanoche hallaste extraña lengua
que te lamía con un duro fuego,
y amaste a otra mujer, así, tumbado
encima de su bata y de su pelo.
También tuviste noches solitarias.
Que el hombre se halle solo es siempre bueno,
dijiste entonces, y arrimaste un ojo
sin lágrimas al nácar del espejo.
¡Amores que tuviste! No hubo nadie
a la que tú negaras, Pablo, un beso.
A todas alcanzó tu ardiente sangre.
Y todas con tu fama se vistieron.
Te derramaste en cuanta forma hubiera
y te quedabas siempre tan entero.
La cita con tus novias noche a noche
no fue atrasada; tú estuviste a tiempo.
Ufano y puntual llegaste a todas.
Y aún hoy llegas con el sur del viento.
Pues ése es tu deber: llegar, quitarte
besando a tu querida, tu sombrero.
#DelfinaAcosta
No se lo digas
No se lo muestres nunca a nadie,
ni se lo digas
a tu mejor amigo
haciéndole jurar con muchas copas
que nunca contará.
Escucha:
ya maduró la luz
en la primera fruta del parral
y quiero que te asombres.
Ni siquiera
te nombro,
y sin embargo,
sus versos que poseen el color de mis venas
te cuentan
a través de los vientos y del agua
que a ti me lleva el blanco
de la virginidad
que te debí en las noches consteladas,
el verde de las hojas de tu pueblo
donde fueron a misa los vestidos,
y el rosado prudente
de la amante que finge
ser la esposa en la fiesta.
#DelfinaAcosta
No se lo muestres nunca a nadie,
ni se lo digas
a tu mejor amigo
haciéndole jurar con muchas copas
que nunca contará.
Escucha:
ya maduró la luz
en la primera fruta del parral
y quiero que te asombres.
Ni siquiera
te nombro,
y sin embargo,
sus versos que poseen el color de mis venas
te cuentan
a través de los vientos y del agua
que a ti me lleva el blanco
de la virginidad
que te debí en las noches consteladas,
el verde de las hojas de tu pueblo
donde fueron a misa los vestidos,
y el rosado prudente
de la amante que finge
ser la esposa en la fiesta.
#DelfinaAcosta
Me hubiese gustado
Me hubiese gustado
Construir otra historia
Estar en tu memoria
Siempre bien amado.
Pero fui tan egoísta
Lo arruiné todo.
Me revuelco en lodo
Perdí mi conquista.
Me hubiese gustado
Que fuese por siempre
Vivir en tu mente
Eternamente incrustado.
Pero fallé a lo grande
Te hice mucho daño.
Pasaron los años
Sintiéndome un fraude.
Me hubiese gustado,
Pero fui un egoísta.
#Adem
17-11-2024
10:02 a. m.
Me hubiese gustado
Construir otra historia
Estar en tu memoria
Siempre bien amado.
Pero fui tan egoísta
Lo arruiné todo.
Me revuelco en lodo
Perdí mi conquista.
Me hubiese gustado
Que fuese por siempre
Vivir en tu mente
Eternamente incrustado.
Pero fallé a lo grande
Te hice mucho daño.
Pasaron los años
Sintiéndome un fraude.
Me hubiese gustado,
Pero fui un egoísta.
#Adem
17-11-2024
10:02 a. m.
A aquella
A aquella que nunca vino
Y nunca se fue.
A quien fue un sueño
Y una realidad.
A aquella que no abrió la puerta,
Pero se marchó.
Para ti, fantasma, presencia, ilusión.
#Adem
20-11-2024
11:22 a. m.
A aquella que nunca vino
Y nunca se fue.
A quien fue un sueño
Y una realidad.
A aquella que no abrió la puerta,
Pero se marchó.
Para ti, fantasma, presencia, ilusión.
#Adem
20-11-2024
11:22 a. m.
No vi tu mar...
No vi tu mar, apenas lo entreveo
en la delgada orilla de mi río.
No caminé, como si tú, Neruda,
por calles rectas en Valparaíso.
Mas si supieras, Pablo, cuántos versos
en que nombraste a Chile yo he leído.
De casa en casa recorrí tu pueblo
tocando las veredas de tus libros.
Alegre canto el tuyo porque trae
la lluvia primeriza del estío.
Juntaste con tu voz la voz del hombre
que haciéndose a la mar se ha redimido.
Le diste miel al fruto de la tierra.
Cargaste sobre el hombro los racimos
de las morenas uvas y llevaste
vendimia de dulzura a los caminos.
En tantas ocasiones celebraste
la simple excusa de sentirte vivo,
y por vivir mejor, te diste, ufano,
a compartir con todos rojo vino.
De tanta fama tuya, don Neruda,
de tanta majestad de ser sencillo,
me queda un sólo canto, un verso sólo,
hojeado sin cesar: el hombre mismo.
#DelfinaAcosta
No vi tu mar, apenas lo entreveo
en la delgada orilla de mi río.
No caminé, como si tú, Neruda,
por calles rectas en Valparaíso.
Mas si supieras, Pablo, cuántos versos
en que nombraste a Chile yo he leído.
De casa en casa recorrí tu pueblo
tocando las veredas de tus libros.
Alegre canto el tuyo porque trae
la lluvia primeriza del estío.
Juntaste con tu voz la voz del hombre
que haciéndose a la mar se ha redimido.
Le diste miel al fruto de la tierra.
Cargaste sobre el hombro los racimos
de las morenas uvas y llevaste
vendimia de dulzura a los caminos.
En tantas ocasiones celebraste
la simple excusa de sentirte vivo,
y por vivir mejor, te diste, ufano,
a compartir con todos rojo vino.
De tanta fama tuya, don Neruda,
de tanta majestad de ser sencillo,
me queda un sólo canto, un verso sólo,
hojeado sin cesar: el hombre mismo.
#DelfinaAcosta
Inmortalidad
Te amé tanto que, un día, abandonó mi alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,
regresó a la morada que yo daba por mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.
Y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.
#VicenteNúñez
Te amé tanto que, un día, abandonó mi alma
la cárcel de su cuerpo. Errátil, y no hallándote,
regresó a la morada que yo daba por mía.
Mas no estaba mi cuerpo donde allí lo dejara,
sino el tuyo, vastísimo, como un templo de oro.
Y no le diste asilo. Y ya no tendré muerte.
#VicenteNúñez
Para un adiós
Un abrazo y palabras entrecortadas
habrán dicho el adiós increíble.
Y entre tu cuerpo y el mío
manará sin cesar la distancia.
Como se apela a una hierba mágica
para sanar del mal de ausencia,
escribiré entonces estas líneas.
Y si el tiempo que une y que separa,
lo entrega un día a tu mirada,
léelo, mas no vuelvas la cara.
Hermosa y feliz en tu presente,
no cometas el error de Eurídice;
que yo, al recordar tu dulce voz,
cuidaré que me aten como Ulises.
#EduardoMitre
Un abrazo y palabras entrecortadas
habrán dicho el adiós increíble.
Y entre tu cuerpo y el mío
manará sin cesar la distancia.
Como se apela a una hierba mágica
para sanar del mal de ausencia,
escribiré entonces estas líneas.
Y si el tiempo que une y que separa,
lo entrega un día a tu mirada,
léelo, mas no vuelvas la cara.
Hermosa y feliz en tu presente,
no cometas el error de Eurídice;
que yo, al recordar tu dulce voz,
cuidaré que me aten como Ulises.
#EduardoMitre
Entiendo
Entiendo que este día
nadie va a llamar.
Ni los más caros deseos,
ni esas fantasías que me han acompañado
todo este tiempo.
Sencillamente estaré solo
y está bien.
Entiendo que ya no tendrá sentido fingir.
#EduardoZambrano
Entiendo que este día
nadie va a llamar.
Ni los más caros deseos,
ni esas fantasías que me han acompañado
todo este tiempo.
Sencillamente estaré solo
y está bien.
Entiendo que ya no tendrá sentido fingir.
#EduardoZambrano
Los bares del sur
De gitana los ojos;
las ojeras, victoria de la noche.
De renovado mármol la epidermis.
Mascarones de proa, los dos pechos
navegan por el mar de los sargazos
entre ardidos, piratas y sedientos.
Los zapatos celestes, grande y honda la herida
del taconear ligero y de la falda
que, igual al escote de la blusa,
busca el ojo cerrado del ombligo.
Y esa risa alevosa, envolvente, cantarina,
chorro de luna llena
en el sol con muletas de los antros.
Engalanada para la sed del Viernes,
tomas posesión. A los peones ordenas
el trópico en un vaso
y ese ron que comienza el tiroteo
inunda de llamas dulces tus entrañas.
Mides, con regla de señora, tu dominio,
reina de los plebeyos de la barra,
ángel entre los torvos y sirenas.
Estela de los bares, tú no esperas:
veinte cerillos prenden tu cigarro
cuando ya lo ha prendido tu bocaza,
en pie de alta guerra tus carmines.
Acódate y acábame. En tu primer cigarro,
une a todas las divas de mi infancia.
Concédeme la gracia
de guardar en mis ojos tu antebrazo
donde quince lunares se congregan
para trazar la forma del caballo
donde espero llevarte
a cabalgar la noche.
Que después la mañana nos disuelva.
#VicenteQuirarte
De gitana los ojos;
las ojeras, victoria de la noche.
De renovado mármol la epidermis.
Mascarones de proa, los dos pechos
navegan por el mar de los sargazos
entre ardidos, piratas y sedientos.
Los zapatos celestes, grande y honda la herida
del taconear ligero y de la falda
que, igual al escote de la blusa,
busca el ojo cerrado del ombligo.
Y esa risa alevosa, envolvente, cantarina,
chorro de luna llena
en el sol con muletas de los antros.
Engalanada para la sed del Viernes,
tomas posesión. A los peones ordenas
el trópico en un vaso
y ese ron que comienza el tiroteo
inunda de llamas dulces tus entrañas.
Mides, con regla de señora, tu dominio,
reina de los plebeyos de la barra,
ángel entre los torvos y sirenas.
Estela de los bares, tú no esperas:
veinte cerillos prenden tu cigarro
cuando ya lo ha prendido tu bocaza,
en pie de alta guerra tus carmines.
Acódate y acábame. En tu primer cigarro,
une a todas las divas de mi infancia.
Concédeme la gracia
de guardar en mis ojos tu antebrazo
donde quince lunares se congregan
para trazar la forma del caballo
donde espero llevarte
a cabalgar la noche.
Que después la mañana nos disuelva.
#VicenteQuirarte
Paloma
Melancolía: el sauce sin sepulcros,
la tierra que no alcanza a ser magnolia,
los ojos del crepúsculo, el adiós
de aquel borroso marinero a solas.
Y qué melancolía aquella rama
sin flores, sin hormigas, sin alondra.
Mi corazón desesperado busca
al extranjero infiel que no me nombra.
La tarde se ha poblado de distancia.
Por un amor se apagan seis farolas
y ladran siete perros vagabundos.
Transcurre en los jazmines el aroma
de toda la palabra enternecida
que nadie me decía en dulces horas.
Me quiso mensajera. Él se llevó
atada a su silbido mi paloma.
#DelfinaAcosta
Melancolía: el sauce sin sepulcros,
la tierra que no alcanza a ser magnolia,
los ojos del crepúsculo, el adiós
de aquel borroso marinero a solas.
Y qué melancolía aquella rama
sin flores, sin hormigas, sin alondra.
Mi corazón desesperado busca
al extranjero infiel que no me nombra.
La tarde se ha poblado de distancia.
Por un amor se apagan seis farolas
y ladran siete perros vagabundos.
Transcurre en los jazmines el aroma
de toda la palabra enternecida
que nadie me decía en dulces horas.
Me quiso mensajera. Él se llevó
atada a su silbido mi paloma.
#DelfinaAcosta