Siempre contaba el tiempo, minuto a minuto y me parecía poco.
Hacía lo mismo cada día, veía a las mismas personas, visitaba los mismos lugares y dormía siempre temprano.
Era egoísta, solo pensaba en mi en todos los tiempos verbales y sin faltas de ortografía.
No sabía soñar, solo seres oscuros e historias vacías rondaban mi mente cada noche.
No tenía paz, la felicidad consistía en llevar una vida básica y sin adrenalina.
Había perdido el sentido del humor, como en un monólogo escrito por un filósofo griego.
Huía de todos y disfrutaba la soledad como si de un libro abandonado se tratase.
Tenia una habitación pequeña llena de polvo, donde el humo del cigarro y el olor a café eran mi mejor compañía.
Mi lista de reproducción te invitaba a no levantarte de la cama en toda la semana.
Bebía más que comía, y solo en instantes de corduras mi bebida no llevaba alcohol.
La magia se desvanecía y como si de un juego cruel se tratara mi personaje moría lentamente.
Iba perdiendo las palabras, las frases no me salían, de no hablar con nadie olvidé como comunicarme.
Así empezó mi metamorfosis, ya no salgo a ver el sol, mi cuerpo ha cambiado, mi piel esta carente de fotosíntesis, mi pelo ha perdido el color y mis manos casi no puedo abrirlas.
Me fui convirtiendo en una criatura espantosa, por miedo a la sociedad y los problemas cotidianos.
Me deshice del amor, rompí el pacto con los sentimientos y sellé mi corazón, me transformé en uno de los monstruos que asechaban mis sueños y los convertían en pesadillas insoportables.
Y ese fue el regalo que el mundo me ha hecho, un ser lleno de ira que no puede expresar su dolor porque sus labios se han cerrado.
Solo salgo a veces, escondido tras una máscara para compartir mi furia con los simples vanidosos que hicieron de mi, una tortura cada segundo en multitud, en ocasiones me alimento de sus miedos y los llevo a mi guarida.
Extraño el olor a cigarro y a café, ahora todo huele peor, solo espero que llegue el momento para atacar a mi próxima víctima.
Doce noches y un café pinned «Siempre contaba el tiempo, minuto a minuto y me parecía poco. Hacía lo mismo cada día, veía a las mismas personas, visitaba los mismos lugares y dormía siempre temprano. Era egoísta, solo pensaba en mi en todos los tiempos verbales y sin faltas de ortografía.…»
La vida es muy corta para arreglar los desastres de otros, cuando a veces no sabemos reparar los nuestros. A veces los demás se empeñan en que seamos "sus salvadores”, sin pensar siquiera que necesitamos ser salvados, incluso de ellos mismos. Podemos llegar a ser juzgados por no estar siempre presentes, quieren convertir en obligación lo que siempre ha sido una disposición, sin moneda de cambio en ocasiones, y si, tenemos una vida propia, con motivos suficientes para equivocarnos, nos cansamos o no podemos brindar más de lo mismo porque la fuente se ha agotado. Te echan la culpa de no ser suficiente para unir los trozos de algo que ya estaba quebrado, sin entender que todos tenemos la capacidad de autorepararnos y ser conscientes que el problema no es de alguien más.
Hay momentos en los que solo podemos entregar lo indispensable para no quedarnos vacíos, hay batallas que están perdidas sin haberlas enfrentado y todo sigue igual.
No hay manera de arreglar los desastres ajenos sin tener los tuyos en orden, arréglate a ti y después cambia el mundo, o simplemente quédate donde estás con la obligación de “ estar siempre presente”.
Doce noches y un café pinned «La vida es muy corta para arreglar los desastres de otros, cuando a veces no sabemos reparar los nuestros. A veces los demás se empeñan en que seamos "sus salvadores”, sin pensar siquiera que necesitamos ser salvados, incluso de ellos mismos. Podemos llegar…»
Hacemos de menos en una vida llena de más, esperamos momentos que no somos capaces de entender, cambiamos guiones de oscar por historias en abreviaturas que no llenan una cuartilla.
Apostamos a casualidades que te llevan a un destino ya escrito, aun por descubrir, vivimos plenamente de ínfimos instantes que se tornan eternos cuando se convierten en recuerdos.
Visitamos lugares que no conocemos para encontrar la felicidad, esa que escapa a una continuidad perpetua en el tiempo y se fracciona en pedazos de vidas distraídas en su tenue incomprensión.
Queremos más de lo que demostramos, por orgullo, por miedo, o simplemente por esconder nuestra sensibilidad.
Amamos, sufrimos, cortamos vínculos, creamos nuevos, tenemos un universo cambiante por dentro, que no se detiene, porque somos raciocinio aleatorio con marcas en el tiempo.
Compramos promociones vendidas por ladrones, pagamos cuentas que no nos pertenecen, vivimos en una constante hipérbole que nos hace únicos, pero por encima de todo vivimos, con tropiezos, errores, victorias, con una sola meta, encontrar nuestra esencia.
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Jugaba con los sueños rotos, destruyendo la realidad cansina que atravesaba su marea, sus pies descalzos, alcanzaban a pisar la arena tan fuerte, que sus huellas resistían la debacle de las olas.
Su burbuja era el lugar perfecto, sitio de series incompletas y películas románticas que oponían su mente a los hechos. Su biblioteca era perfecta, tras aquella pantalla pasaba horas leyendo sus historias preferidas, historias que no materializaban su imaginación.
Era incrédula, con una fuerte convicción a discrepar, no confiaba en cuestiones del corazón, y aunque era fuerte temia convertirse en algun personaje de su novela favorita.
Se mantenía firme, precisa, segura de sus pasos y tal vez alguna que otra vez sus decisiones no eran permanentes.
Callaba demasiado por no herir a los demás y se escondía en un rostro ajeno, imposible de descifrar, parecía fría, pero solo cuando la mirabas sin detallar.
Una persona constante, frenética, basada en conductas forjadas por ella misma, con sus propios patrones impredecibles, era más de lo que daba, pero daba todo lo que podía.
El orgullo, tal vez su peor calificativo, sus ojos, quizás su mejor característica.
Hasta en las noches sin estrellas sabia como brillar, sin ser dependiente de una fuente externa.
¿Habrá perdido esa luz?.....
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Los ojos brillaban, reflejaban la incongruencia de sus emociones, eran expresión instantánea.
El polvo quemaba las pupilas, para cuartizar los cristales salados que brotaron una vez.
Eran de luz, que mezclaba el insomnio con la libertad, hoy, son solo eso, una mirada opaca.
Antes habían sido artífices de belleza, de sentir puro, de historias de cines y atardeceres.
Nunca fueron capaces de olvidar cada latido, cada sentimiento, tenían impregnados en sus córneas hasta el más mínimo recuerdo excitante, hasta aquel que el cerebro había quemado en su sótano.
Si, esos mismo ojos que veian pasajes increíbles, historias imperdonables, esos que velaban y perdonaban errores, esos que nunca abrazaron la decepción, hasta hoy....
Esos que violaban sus propias creencias, que fueron engañados tantas veces, esos que morían ante la indiferencia, esos que ya no observan igual.
Se cayó el velo, nada es perfecto aunque la mirada diga lo contrario.
¿Cómo iban a creer en la perfección?
Será porque son el lazo más fuerte con el corazón.
Ya no lo harán más, la realidad se apoderó de ellos, y, lo que fue algo sin precedentes, terminó siendo algo sin precedentes del pasado.
No se trata de sentir, se trata de no hacerlo, de cambiar los lentes a medida que la miopía avanza, a lo mejor así podrán ver las cosas tal y como son, cosas normales disfrazadas de especiales.
Doce noches y un café pinned «Los ojos brillaban, reflejaban la incongruencia de sus emociones, eran expresión instantánea. El polvo quemaba las pupilas, para cuartizar los cristales salados que brotaron una vez. Eran de luz, que mezclaba el insomnio con la libertad, hoy, son solo eso…»
El caos genera superación.
No soy el gran animador de fiestas ni el que se lleva el primer suspiro, soy un alma en pleno desarrollo con metas simples y aficiones complicadas. Soy un caudal de derrotas que una victoria le queda grande, soy el primer plan del último en la cola cuando he dado todo.
Soy sensible, aunque casi nadie lo sabe, tanto que me emociono con pelis de adolescentes y hasta he llorado con alguna canción de Beret.
Soy de sentimientos puros y duraderos, con errores comunes que me afectan para siempre, soy de querer, de buscar piedras en ríos revueltos, de dar todo de mi, soy la misma melodía que reduce el estrés cuando ya no puedes seguir.
Soy la frase que da vueltas en tu cabeza después de decir que no, la duda evidente de haberme dejado atrás, soy la huella que borra la marea pero que alguna vez estuvo allí.
Soy parte de este plan loco que nos tiene patas arriba, de esta generación uno de los pocos, de la anterior uno entre muchos, de la siguiente tal vez una utopía.
Soy el relleno de aquella obra que a todos les gusta pero no recuerdan mi rostro, soy el paso de los días, el viento entre cornisas, soy un evento habitual entre raras pausas y silencios.
Soy hijo de la verdad, lo que se va, lo poco que queda, soy la melancolía frustrada de la felicidad, soy la incógnita en la ecuación del desatre.
Soy el adiós, el para siempre, el no te olvido, el no me olvides, soy la esperanza de quienes tienen todo..
Soy fugaz, volátil, poco maleable, soy aquello, esto, tal vez y quizás, soy perdón..soy un te quiero después de sufrir tanto.
Tan solo soy yo, intangible, con problemas de sobredosis de dopamina y con un viejo refrán en mi bolsillo.
Y al final que queda de mi?
Lo que puedo dar, lo que puedo aceptar, lo que quiero ver y no tengo tan cerca, que puedo ser, más de lo que soy, más de lo que fui.
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¿Por qué estamos locos?
Porque somos dos que estamos unidos y que perdimos nuestra oportunidad, que aún seguimos buscando lo que más nos gusta del otro porque no lo hemos encontrado en nadie más, que somos dos cuerpos que dejamos ir nuestro tren cuando no había otro de refuerzo, que somos dos borrachos tomando de la misma copa y ya se nos acabó la botella, que somos dos almas a la q le cortaron el hilo rojo, que somos la reencarnación de una vida pasada, que estamos destinados a vernos y tocarnos de lejos.
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Somos bien o somos mal? Tal vez, solo seamos una mezcla luchando, a la vez que nos vence el impulso, seamos bien cuando estamos juntos, seamos mal cuando estamos juntos y dará igual.
¿ Nos hace bien o mal solo poder tener el delirio de ocultar sonrisas, de esperar miradas donde no vamos a encontrar nuestras pupilas, de intentar mantener la cordura y vivir el resto? ¿Quién sabrá? Pero tenemos conversaciones de 50 palabras para todo un día y días de 50 conversaciones por cada palabra, ajenandonos del tiempo en que transcurre el mundo y quizás sea suficiente. Pero...
¿ Y si esas palabras fueran besos y los besos palabras?
¿Cuánto cambiaría la percepción de lo que te escribo? ¿ Cuánto cambiarías la percepción de mis besos?
¿ Qué se sentiría que te estuviera besando constantemente en la distancia con mis palabras?
¿Qué se sentiría que escribiera sobre tu cuerpo lentamente a cada rato?
Tendrías mis besos sin importar la distancia, el día o la situación y mis poemas solo cuando me veas a escondidas.
Y si en el futuro confundes besos y palabras, podría besarte con el alma y escribirte con mis labios, todo el tiempo que pueda robarte, en silencio, a ultrajadas o como el ladrón más habilidoso.
Piensa: te estaría besando ahora mismo, con las millas que nos separan y sin importar quien nos vea, mas no podría escribirte al instante.
¿Harías el cambio?
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¡Dueles sin pedir permiso, realidad!
Dueles, dueles años, dueles una eternidad, y yo, sin nada que decir, sin nada que contar.
Duele la felicidad, y no es que te quiero infeliz, pero la felicidad tenia mi nombre, y no compré el boleto de regreso.
Duele ser el pasado en esta historia y conformarme con el secreto que oculto sobre ti.
Tenia que pasar, ya había cambiado para siempre.
Duele no tener respuestas, no tener siquiera las preguntas adecuadas y pretender que todo tenga sentido cuando no lo tiene.
Duele el mensaje ausente en las mañanas, duele la mirada indescifrable, duele el tiempo.
Duele la sal de tu pelo, la arena de tus pies descalzos, duele el segundo que dijiste te amo.
Dueles aunque no me hieras, aunque te encuentre a momentos, aunque te toque de lejos, aunque te sienta.
Duele que no lo veas, que no lo hayas visto, duele no haberlo enseñado, no poder enseñártelo.
Duele tus calles vacías, tus ventanas cerradas, duele la rendija de luz cuando dejas la puerta entreabierta.
Dueles cuando ya no te pueda volver a ver.
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A veces es demasiado tarde para entender que tan complicada es la vida, un proceso en desarrollo que te toma todo el tiempo que tienes. Seguramente pocas veces somos capaces de comprender nuestros problemas, o le echamos la culpa a los demás cuando no podemos resolverlos. Tomamos decisiones a prueba y error con mayor porcentaje de aciertos a veces, pero con fallos que son lecciones que tal vez siquiera tenemos en cuenta.
Posamos para la foto como payasos encerrados en el circo que mueve la sociedad, con los mismos vicios inoportunos que nos hacen daño, pero a los que más nos aferramos.
Somos el pie de erratas en nuestro libro antagónico de soluciones cobardes y heridas sin sanar.
Vivimos de la tecnología que nos hace iguales y se apropia del tiempo destinado a las cursilerias que ya pasaron de moda.
Envejecemos cada día y ni somos capaces de dar el proximo paso sin miedo, sabiendo donde esta el final, casi siempre buscamos un medio común para la travesía.
Reservamos patrones exclusivos para cada uno y en conjunto para todos, con intersecciones lineales difíciles de entender.
Somos números, letras, colores, canciones inconclusas, poesía sin leer, pensamientos no expresados, somos un cruel rompecabezas sin la pieza final.
Somos cuentas pendientes con el pasado, obstrucciones continuas al presente e incógnitas ilusas del futuro.
Somos el secreto más oculto del universo, la frase sin terminar, el azar de cada minuto, en un reloj que marcha muy aprisa, tan a prisa que a veces no tenemos tiempo para darnos cuenta que el tiempo no se detuvo a esperar por nosotros, hasta que fue demasiado tarde.
PD: Mis notas y un cafe.
Doce noches y un café pinned «A veces es demasiado tarde para entender que tan complicada es la vida, un proceso en desarrollo que te toma todo el tiempo que tienes. Seguramente pocas veces somos capaces de comprender nuestros problemas, o le echamos la culpa a los demás cuando no podemos…»
2024/05/03 20:45:19
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