NO obliguemos a las niñas y niños.
Un hombre se sentó junto a mi hija en el autobús. El autobús no estaba particularmente ocupado, pero él eligió el asiento junto a ella.
Entonces mi hija se puso de pie y se acercó a mí. Tal vez no se sentía cómoda sentada con él.
'Ohhh, no tengas miedo. Vamos, choca esos cinco' dijo el señor.
Ella no quería hacerlo. Se volvió hacia mí y se negó. Le sonreí y luego mi hija y yo volvimos a nuestra conversación.
"¿Estás esperando la Navidad?", le preguntó el señor a mi hija.
Pensé que tal vez estaba solo, así que sonreí y respondí en su nombre. Intercambiamos las bromas habituales que la gente comparte en esta época del año. Un breve resumen de los planes de mi familia y el disfrute de la temporada.
No soy muy buena socialmente, pero trato de ser cortés y odio pensar que alguien esté solo en estas fechas.
‘¿El gato te comió la lengua? ' Lo intentó de nuevo. Tocándole la barbilla a mi niña.
La sentí apretujarse en mi pecho. Tratando de fusionarse en mi cuerpo. Su lenguaje corporal gritaba ¡STOP! pero él no estaba escuchando.
¿Por qué las personas hacen esto?
- "Ella simplemente no quiere hablar", le expliqué con firmeza.
- ‘¿Es tímida?'
- “No particularmente. Simplemente no tiene ganas de hablar” reiteré.
Empecé a contarle nuestros planes para la noche con mis hijos. A propósito lo saqué del tema.
'Deberías enseñarle algunos modales. ¡Al menos debería ser educada!' - dijo.
Lo miré. Lo miré y recordé todas las veces que la gente había ignorado mi incomodidad. Abuelos que exigieron abrazos. Tías persiguiéndome para 'robarme un beso'. Me hicieron cosquillas hasta que no pude respirar y fue muy lejos de la diversión.
Amigos de la familia que exigían que les hable o sonría. Extraños que exigieron monerías...
Recordé las veces que me llamaron maleducada porque no tenía ganas de hablar. Recordé todas las veces que me ví obligada a poner la comodidad de otras personas por encima de la mía.
Recordé la vez que un hombre en un boliche me llamó frígida porque lo aparté cuando quiso bailar frotándose sobre mi cuerpo. Una “amiga” riéndose y diciéndome que estaba bien. Que me relaje y baile con él. Simplemente se estaba divirtiendo inofensivamente. Y el hombre era amigo de su novio ¿Quería arruinar su noche siendo mala onda?
Recordé que quería ir a casa pero sentí que no podía porque ofendería a mi amiga. Recordé haber llorado más tarde porque me había sentido muy incómoda y atrapada toda la noche.
No es sólo una lección lo que le estoy enseñando a mi hija.
¡La comodidad y los sentimientos de mi hija son importantes! Y cuando se siente incómoda, no tiene que fingir que está bien para acomodarse al ego de otra persona.
“Ella no ha sido descortés. ¡Ella no tiene porqué hablar! ", le dije al señor. Luego me volví hacia mi hija y le hablé claramente para que ella pudiera escucharme y para que él también escuchara... ‘Hija, NO tienes que hablar con esta persona si no quieres. La gente NO puede hacerte sentir mal. ¡Puedes decirle que se detenga y si no escucha, entonces es él el que se equivoca y debes asegurarte de que él lo sepa!
Si la gente no te escucha, puedes gritar "¡Basta, ahora mismo! Déjame en paz y sigues gritando hasta que te escuchen.
El hombre farfulló y murmuró algo parecido a “otra loca suelta” o algo así. Y luego se cambió de lugar. Me negué a prestarle más atención. Y con calma, continué nuestro viaje en paz.
Cuando pasamos junto a él para bajar del autobús, dijo en voz alta "¡Ya se a quién salió!" Lo miré a los ojos y respondí: 'Yo también'.
En este caso, la no interacción de mi hija fue con el señor agresivo del autobús. Otra vez puede ser un pariente que no respeta sus límites. O un amigo de la familia que la invitó a hacer algo que sabe que está mal, un día puede ser un hombre que no escucha cuando dice que no.
Quiero que sepa que tiene una opción. Ella nunca tiene que quedarse callada para beneficio de otra persona. Ella es poderosa y puede decir BASTA. Quiero que sepa que parar significa PARAR y no significa NO.
Un hombre se sentó junto a mi hija en el autobús. El autobús no estaba particularmente ocupado, pero él eligió el asiento junto a ella.
Entonces mi hija se puso de pie y se acercó a mí. Tal vez no se sentía cómoda sentada con él.
'Ohhh, no tengas miedo. Vamos, choca esos cinco' dijo el señor.
Ella no quería hacerlo. Se volvió hacia mí y se negó. Le sonreí y luego mi hija y yo volvimos a nuestra conversación.
"¿Estás esperando la Navidad?", le preguntó el señor a mi hija.
Pensé que tal vez estaba solo, así que sonreí y respondí en su nombre. Intercambiamos las bromas habituales que la gente comparte en esta época del año. Un breve resumen de los planes de mi familia y el disfrute de la temporada.
No soy muy buena socialmente, pero trato de ser cortés y odio pensar que alguien esté solo en estas fechas.
‘¿El gato te comió la lengua? ' Lo intentó de nuevo. Tocándole la barbilla a mi niña.
La sentí apretujarse en mi pecho. Tratando de fusionarse en mi cuerpo. Su lenguaje corporal gritaba ¡STOP! pero él no estaba escuchando.
¿Por qué las personas hacen esto?
- "Ella simplemente no quiere hablar", le expliqué con firmeza.
- ‘¿Es tímida?'
- “No particularmente. Simplemente no tiene ganas de hablar” reiteré.
Empecé a contarle nuestros planes para la noche con mis hijos. A propósito lo saqué del tema.
'Deberías enseñarle algunos modales. ¡Al menos debería ser educada!' - dijo.
Lo miré. Lo miré y recordé todas las veces que la gente había ignorado mi incomodidad. Abuelos que exigieron abrazos. Tías persiguiéndome para 'robarme un beso'. Me hicieron cosquillas hasta que no pude respirar y fue muy lejos de la diversión.
Amigos de la familia que exigían que les hable o sonría. Extraños que exigieron monerías...
Recordé las veces que me llamaron maleducada porque no tenía ganas de hablar. Recordé todas las veces que me ví obligada a poner la comodidad de otras personas por encima de la mía.
Recordé la vez que un hombre en un boliche me llamó frígida porque lo aparté cuando quiso bailar frotándose sobre mi cuerpo. Una “amiga” riéndose y diciéndome que estaba bien. Que me relaje y baile con él. Simplemente se estaba divirtiendo inofensivamente. Y el hombre era amigo de su novio ¿Quería arruinar su noche siendo mala onda?
Recordé que quería ir a casa pero sentí que no podía porque ofendería a mi amiga. Recordé haber llorado más tarde porque me había sentido muy incómoda y atrapada toda la noche.
No es sólo una lección lo que le estoy enseñando a mi hija.
¡La comodidad y los sentimientos de mi hija son importantes! Y cuando se siente incómoda, no tiene que fingir que está bien para acomodarse al ego de otra persona.
“Ella no ha sido descortés. ¡Ella no tiene porqué hablar! ", le dije al señor. Luego me volví hacia mi hija y le hablé claramente para que ella pudiera escucharme y para que él también escuchara... ‘Hija, NO tienes que hablar con esta persona si no quieres. La gente NO puede hacerte sentir mal. ¡Puedes decirle que se detenga y si no escucha, entonces es él el que se equivoca y debes asegurarte de que él lo sepa!
Si la gente no te escucha, puedes gritar "¡Basta, ahora mismo! Déjame en paz y sigues gritando hasta que te escuchen.
El hombre farfulló y murmuró algo parecido a “otra loca suelta” o algo así. Y luego se cambió de lugar. Me negué a prestarle más atención. Y con calma, continué nuestro viaje en paz.
Cuando pasamos junto a él para bajar del autobús, dijo en voz alta "¡Ya se a quién salió!" Lo miré a los ojos y respondí: 'Yo también'.
En este caso, la no interacción de mi hija fue con el señor agresivo del autobús. Otra vez puede ser un pariente que no respeta sus límites. O un amigo de la familia que la invitó a hacer algo que sabe que está mal, un día puede ser un hombre que no escucha cuando dice que no.
Quiero que sepa que tiene una opción. Ella nunca tiene que quedarse callada para beneficio de otra persona. Ella es poderosa y puede decir BASTA. Quiero que sepa que parar significa PARAR y no significa NO.
Déjaselo a Dios
Lee: Salmo 18:1-2, 16-19
Desde su posición en lo alto del muro de escalada, Sara podía sentir que su pánico aumentaba a medida que sus debilitados dedos empezaban a soltarse de las manijas. ¿Me golpearé muy fuerte contra el suelo?, se preguntaba.
Pero el instructor seguía tranquilizándola desde abajo. Como el «rapelador» amarrado al otro extremo de la cuerda estaba sujetando el arnés de Sara mediante una polea, el propio peso la sostendría si se caía. «¡Soy mucho más pesado que tú! —gritó él—. ¡Suéltate!».
Entonces, lo hizo… y simplemente se soltó del muro, para quedar flotando a salvo en el aire.
El incidente le dio a Sara una nueva perspectiva de la imagen de Dios en el Salmo 18:2: «El Señor, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía». Sara afirmó: «Dios es mucho más fornido que todos mis problemas. Puedo soltar mis miedos y preocupaciones, y Él me sostendrá».
El rey David cantó las palabras del Salmo 18 después de que Dios lo rescatara de «las muchas aguas»: su «poderoso enemigo» que buscaba que le llegara «el día de [su] quebranto» (vv. 16-18). Aunque sus problemas no desaparecieran, sabía que podía confiar en su Salvador todopoderoso, y que Dios lo sostenía firmemente.
Leslie Koh
#NuestroPanDiario
Lee: Salmo 18:1-2, 16-19
Desde su posición en lo alto del muro de escalada, Sara podía sentir que su pánico aumentaba a medida que sus debilitados dedos empezaban a soltarse de las manijas. ¿Me golpearé muy fuerte contra el suelo?, se preguntaba.
Pero el instructor seguía tranquilizándola desde abajo. Como el «rapelador» amarrado al otro extremo de la cuerda estaba sujetando el arnés de Sara mediante una polea, el propio peso la sostendría si se caía. «¡Soy mucho más pesado que tú! —gritó él—. ¡Suéltate!».
Entonces, lo hizo… y simplemente se soltó del muro, para quedar flotando a salvo en el aire.
El incidente le dio a Sara una nueva perspectiva de la imagen de Dios en el Salmo 18:2: «El Señor, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía». Sara afirmó: «Dios es mucho más fornido que todos mis problemas. Puedo soltar mis miedos y preocupaciones, y Él me sostendrá».
El rey David cantó las palabras del Salmo 18 después de que Dios lo rescatara de «las muchas aguas»: su «poderoso enemigo» que buscaba que le llegara «el día de [su] quebranto» (vv. 16-18). Aunque sus problemas no desaparecieran, sabía que podía confiar en su Salvador todopoderoso, y que Dios lo sostenía firmemente.
Leslie Koh
#NuestroPanDiario
Puse en el Señor toda mi esperanza;
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. 💕
Salmo 40:1 NVI
#CaminarDiario
él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. 💕
Salmo 40:1 NVI
#CaminarDiario
CADA UNO TIENE UNA BRÚJULA INTERNA...
La vida nos ofrece muchos caminos. No hay un único camino hacia la felicidad o un único camino hacia el Creador.
Hay diversas maneras de creer y conectarse con la divinidad. Es por ello que yo estoy abierta a las muchas modalidades de la espiritualidad, para poder comenzar a incluir cada pieza del rompecabezas y cada color del mosaico de la vida.
Así es como verdaderamente llegamos a encarnar la espiritualidad, que en su raíz es el espíritu de la inclusión y la unidad entre todas las personas. La espiritualidad incluye a todos y a todo.
Nuestro camino a la divinidad es único, personal e individual. Cada alma está regresando al Creador en su propia forma especial. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar este proceso? ¿Acaso somos el Creador? De la misma manera que no puedo decirle a la rosa que no sea roja ni a la violeta que no sea púrpura, no puedo decirle a otra alma en quién ni en qué debería creer. Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones.
No podemos decir que amamos al Creador y no amar a Sus creaciones. No podemos recorrer el camino de otro. Debemos hacer lo que es apropiado para nosotros.
En nuestro interior, cada uno de nosotros tiene una brújula interna que nos orienta en nuestro camino. Es indispensable que escuchemos y honremos a esta voz. La chispa del Creador está dentro de nosotros, nos habla y nos revela nuestra propia Luz especial y propósito. La sabiduría interna es iluminada.
"Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones".
Karen Berg
#CaminarDiario
La vida nos ofrece muchos caminos. No hay un único camino hacia la felicidad o un único camino hacia el Creador.
Hay diversas maneras de creer y conectarse con la divinidad. Es por ello que yo estoy abierta a las muchas modalidades de la espiritualidad, para poder comenzar a incluir cada pieza del rompecabezas y cada color del mosaico de la vida.
Así es como verdaderamente llegamos a encarnar la espiritualidad, que en su raíz es el espíritu de la inclusión y la unidad entre todas las personas. La espiritualidad incluye a todos y a todo.
Nuestro camino a la divinidad es único, personal e individual. Cada alma está regresando al Creador en su propia forma especial. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar este proceso? ¿Acaso somos el Creador? De la misma manera que no puedo decirle a la rosa que no sea roja ni a la violeta que no sea púrpura, no puedo decirle a otra alma en quién ni en qué debería creer. Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones.
No podemos decir que amamos al Creador y no amar a Sus creaciones. No podemos recorrer el camino de otro. Debemos hacer lo que es apropiado para nosotros.
En nuestro interior, cada uno de nosotros tiene una brújula interna que nos orienta en nuestro camino. Es indispensable que escuchemos y honremos a esta voz. La chispa del Creador está dentro de nosotros, nos habla y nos revela nuestra propia Luz especial y propósito. La sabiduría interna es iluminada.
"Esto es la espiritualidad: amar al Creador a través de amar y respetar a todas Sus creaciones".
Karen Berg
#CaminarDiario
Juega con tus hijos.
No me refiero a vigilarlos desde el sillón mientras ves el celular.
Me refiero a sentarte en el suelo, guardar el teléfono y estar completamente presente.
Corre autos de juguete por el pasillo.
Deja que te revisen el corazón con un estetoscopio de plástico.
Construye la torre de bloques más alta solo para derribarla en medio de risas.
Siéntate a colorear con ellos, aunque no sea dentro de las líneas.
Créeme, lo entiendo.
La mayoría de los días yo tampoco tengo ganas.
Tengo montones de ropa por lavar, la cena en la cabeza y mil cosas dando vueltas en mi mente.
Pero lo hago de todos modos.
Porque ellos no siempre van a pedirlo.
Algún día serán demasiado grandes para los carritos,
demasiado “cool” para imaginar,
demasiado ocupados para las torres de bloques…
Pero hoy no.
Hoy todavía quieren.
Así que juego.
Incluso cuando estoy cansado.
Incluso cuando preferiría estar haciendo cualquier otra cosa.
Porque estos pequeños momentos…
valen más de lo que me doy cuenta en el momento.
#CaminarDiario
No me refiero a vigilarlos desde el sillón mientras ves el celular.
Me refiero a sentarte en el suelo, guardar el teléfono y estar completamente presente.
Corre autos de juguete por el pasillo.
Deja que te revisen el corazón con un estetoscopio de plástico.
Construye la torre de bloques más alta solo para derribarla en medio de risas.
Siéntate a colorear con ellos, aunque no sea dentro de las líneas.
Créeme, lo entiendo.
La mayoría de los días yo tampoco tengo ganas.
Tengo montones de ropa por lavar, la cena en la cabeza y mil cosas dando vueltas en mi mente.
Pero lo hago de todos modos.
Porque ellos no siempre van a pedirlo.
Algún día serán demasiado grandes para los carritos,
demasiado “cool” para imaginar,
demasiado ocupados para las torres de bloques…
Pero hoy no.
Hoy todavía quieren.
Así que juego.
Incluso cuando estoy cansado.
Incluso cuando preferiría estar haciendo cualquier otra cosa.
Porque estos pequeños momentos…
valen más de lo que me doy cuenta en el momento.
#CaminarDiario
Enredados
Lee: Hebreos 12:1-3
Las enredaderas de sandías habían invadido mi jardín. Cruzaron el sendero de piedra, treparon la cerca, y lo peor de todo, trataron de ahogar mis plantas de verduras favoritas. Sabía que la huerta no duraría si no hacía algo. Entonces, una tarde empecé a desenredar los zarcillos de los tallos y las hojas. Cuando volvían a crecer, seguía quitándolos, hasta que finalmente las plantas produjeron tomates regordetes y pimientos brillosos.
Pecados como la codicia, la lujuria y el odio pueden invadir nuestras vidas como esas enredaderas. Si no hacemos algo, la semilla de un mal pensamiento puede crecer hasta controlar nuestros deseos y acciones, como un «pecado que tan fácilmente nos enreda» (Hebreos 12:1 rva-2015) e impide que crezcamos espiritualmente.
El escritor de Hebreos nos alienta a «[despojarnos] de todo peso» (v. 1) para que podamos «[correr] con paciencia la carrera que tenemos por delante». Liberarse requiere admitir que necesitamos ayuda para manejar el pecado. Esto puede ser difícil si no estamos convencidos de que es algo grave.
Cuando reconocemos el problema, Jesús acepta nuestra confesión y nos perdona enseguida (1 Juan 1:9). Puede mostrarnos cómo cambiar nuestra conducta, y mediante el poder del Espíritu Santo, nos ayuda a liberarnos de la esclavitud que nos impide crecer.
Jennifer Benson Schuldt
#NuestroPanDiario
Lee: Hebreos 12:1-3
Las enredaderas de sandías habían invadido mi jardín. Cruzaron el sendero de piedra, treparon la cerca, y lo peor de todo, trataron de ahogar mis plantas de verduras favoritas. Sabía que la huerta no duraría si no hacía algo. Entonces, una tarde empecé a desenredar los zarcillos de los tallos y las hojas. Cuando volvían a crecer, seguía quitándolos, hasta que finalmente las plantas produjeron tomates regordetes y pimientos brillosos.
Pecados como la codicia, la lujuria y el odio pueden invadir nuestras vidas como esas enredaderas. Si no hacemos algo, la semilla de un mal pensamiento puede crecer hasta controlar nuestros deseos y acciones, como un «pecado que tan fácilmente nos enreda» (Hebreos 12:1 rva-2015) e impide que crezcamos espiritualmente.
El escritor de Hebreos nos alienta a «[despojarnos] de todo peso» (v. 1) para que podamos «[correr] con paciencia la carrera que tenemos por delante». Liberarse requiere admitir que necesitamos ayuda para manejar el pecado. Esto puede ser difícil si no estamos convencidos de que es algo grave.
Cuando reconocemos el problema, Jesús acepta nuestra confesión y nos perdona enseguida (1 Juan 1:9). Puede mostrarnos cómo cambiar nuestra conducta, y mediante el poder del Espíritu Santo, nos ayuda a liberarnos de la esclavitud que nos impide crecer.
Jennifer Benson Schuldt
#NuestroPanDiario
Cuando pasamos por cosas difíciles, es aún más difícil comprender el propósito de Dios para nuestras vidas. No tiene sentido para ti y no parece justo, pero confía en Dios y haz el bien de todos modos. Tu gran victoria está por venir.
Joyce Meyer.
#CaminarDiario
Joyce Meyer.
#CaminarDiario